La obesidad es una preocupación creciente y está relacionada con varios trastornos crónicos, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. ¿Es el cáncer una de las consecuencias de los peligrosos efectos de la obesidad? Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IACR), el 25% de los casos de cáncer están asociados a la obesidad o al sedentarismo.1 El Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer calculó que el 18% de los cánceres en EE.UU. son directamente proporcionales a una dieta inadecuada y al sobrepeso. Basándose en pruebas sustanciales que sugieren que la mejora del estilo de vida y la elección de los alimentos puede ayudar a la prevención y el control del cáncer, se desarrollan en todo el mundo directrices de salud pública para las personas de riesgo.2

Pese a que cada vez hay más pruebas que sugieren el impacto positivo del ejercicio, la dieta y el control del peso en la mejora de los resultados del tratamiento y la reducción de los efectos adversos, no obstante, hay pocas orientaciones disponibles sobre las intervenciones nutricionales y de estilo de vida en los pacientes sometidos a tratamiento contra el cáncer. Se trata de una información muy crítica para estos pacientes, en los que el tratamiento del cáncer puede haber comprometido su salud general y sus niveles de estado físico, y haberlos predispuesto a otras comorbilidades. Basándose en una revisión sistemática de los datos clínicos publicados en revistas indexadas en PubMed y en la Biblioteca Cochrane desde enero de 2000 hasta mayo de 2021, junto con las recomendaciones públicas, la ASCO ha publicado recientemente una guía sobre ejercicio, dieta y control de peso en pacientes sometidos a tratamiento del cáncer.3

La guía de la ASCO recomienda enfáticamente que los pacientes con cáncer practiquen un entrenamiento aeróbico y de resistencia durante su tratamiento; esto se corrobora con varios estudios que sugieren una menor fatiga, una mejor capacidad cardiorrespiratoria y un menor número de casos de ansiedad y depresión luego de las intervenciones de ejercicio en pacientes sometidos a tratamiento del cáncer. Además, la mejora de la función cardiovascular en estos pacientes es directamente proporcional a la duración y la frecuencia del ejercicio. También se sabe que las intervenciones sobre el estilo de vida ayudan a los pacientes a mitigar la gravedad y la incidencia de los eventos adversos derivados del tratamiento. Los entrenamientos de resistencia pueden mejorar la fuerza muscular de la parte superior e inferior del cuerpo de los pacientes sometidos a quimioterapia, así como durante las fases preoperatoria y postoperatoria. Los ejercicios aeróbicos y de resistencia pueden ayudar a restablecer o mejorar la función física y la calidad de vida, que se sabe que se ven afectadas en diversos tratamientos contra el cáncer. La combinación de ejercicios aeróbicos y de resistencia puede aumentar la masa magra corporal en estos pacientes y ayudar a controlar su peso. Según las pruebas publicadas, los ejercicios de intensidad moderada pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño y la función cognitiva en los pacientes sometidos a quimioterapia. Sin embargo, todavía no hay pruebas suficientes para derivar en la guía de dosificación para la duración y/o la intensidad de los ejercicios durante el tratamiento del cáncer. 

La guía de la ASCO también sugiere que los oncólogos pueden recomendar ejercicios preoperatorios a los pacientes con cáncer de pulmón candidatos a cirugía para reducir las hospitalizaciones y complicaciones postoperatorias. La guía también recomienda que los oncólogos aconsejen regularmente a los pacientes y les animen a hacer ejercicio y a llevar un estilo de vida saludable durante sus consultas. Esto es extremadamente importante, ya que la mayoría de los pacientes con cáncer son completamente inactivos o no son lo suficientemente activos durante su tratamiento. Aunque la remisión a ejercicios e intervenciones dietéticas puede depender de las comorbilidades de los pacientes, los efectos secundarios relacionados con el tratamiento y la actividad física, se observa que el compromiso regular entre el paciente y el médico puede animar al paciente a incluir el ejercicio físico regular en la gestión de la enfermedad. Dependiendo del estado de salud del paciente, el ejercicio puede ser realizado por el paciente de forma independiente o bajo supervisión clínica o utilizando programas de rehabilitación especializados; existe una necesidad insatisfecha de construir todos los algoritmos y herramientas de decisión posibles que permitan al oncólogo recomendar una opción segura y factible para el paciente.

Aunque no hay pruebas suficientes que sugieran intervenciones dietéticas para mejorar los resultados clínicos en pacientes sometidos a tratamiento del cáncer, la guía de la ASCO sugiere que las dietas neutropénicas (dietas que excluyen las frutas y verduras crudas para disminuir la exposición microbiana y bacteriana) no pueden recomendarse en pacientes sometidos a tratamiento del cáncer, ya que esto puede limitar algunos otros nutrientes vitales y compuestos bioactivos esenciales para el funcionamiento del organismo. Se justifica la realización de más estudios para recomendar a favor o en contra de cualquier intervención dietética de pérdida de peso intencionada o para evitar el aumento de peso durante el tratamiento, lo que mejoraría los resultados clínicos y reduciría la toxicidad del tratamiento en los pacientes con cáncer. 

Por último, la falta de orientación no debe interpretarse como una falta de valor de las intervenciones dietéticas durante o después del tratamiento del cáncer. Lo que ocurre es que la ASCO no desea respaldar ni prohibir ninguna dieta en particular debido a que la bibliografía es insuficiente. No obstante, hay que señalar que el control del peso es una cuestión importante, dada la elevada prevalencia de la obesidad en los supervivientes de cáncer, y existen suficientes pruebas que sugieren los efectos nocivos del exceso de adiposidad. Tanto el ejercicio como la dieta son importantes en todos los individuos para llevar una vida libre de enfermedades.

Referencias: 

1. https://www.iarc.who.int/featured-news/world-cancer-day-2021-physical-activity/

2. https://www.wcrf.org/cancer-trends/breast-cancer-statistics/

3. Ligibel J et al., Exercise, diet, and weight management during cancer treatment: ASCO guideline. J Clin Oncol. 2022;40:2491–2507.